Quédate
un minuto más a mi lado y que no se fije el tiempo que aún enredamos nuestras
manos, que la única razón por la que quiero permanecer contigo es para poder apreciar
tus ojos solo un minuto más.
No
me digas que te marchas, no me digas que hay cosas más importantes que debes
hacer, porque para mí no hay razón más poderosa que ese montón de pestañas
crespas que se sostienen sobre tus ojos. Ese par de ojos cafés que brillan al
instante que se asoman tus dientes, cuando se dibuja una sonrisa en tu rostro…Como
amo esa sonrisa, pasajera e impetuosa.
Lléname de miedo y a la vez inúndame de
seguridad, provoca incertidumbre y confianza en mi pecho, haz que me ahogue con
tu ternura y pregunta una vez más si te quiero.
¡Uf! Como te quiero.
Si tuviese que mencionar tres motivos para
permanecer a tu lado serían; la tranquilidad que me ofreces, la lluvia de besos
que me das en el cuello y la pena que me invade en el momento que tu cuerpo se
aleja del mío.
Rodea con tus brazos mi cintura, no me dejes
escapar, ahógame y luego suéltame, deja que respire una vez más, presiona
fuerte mi pecho, quiero sentir que estás aquí, conmigo, que estás aquí para
quererme, para llenar con tus besos mi cuerpo.
De prisa que el tiempo se escapa, ¿por qué
será que vuelan las horas cuando estoy contigo? ¿Por qué el mundo se congela a
nuestro alrededor?, ¿para no vernos?, ¿para no ser cómplice de la manera en la
que me comprometo cuando digo que te quiero? porque no te pienso perder, no me
quiero alejar de ti, si te vas caerá mi vida en una enorme y profunda soledad,
llena de pesar y melancolía.
Recuéstate cinco minutos a mi lado, besa mi rostro
y luego te marchas cuando ya mis ojos se hayan cerrado, cuando no vean tu partida,
cuando no puedan expresar ni sentir dolor.
¿A veces te preguntas que tan grande es el
cariño que siento por ti?
Demasiado para el poco tiempo que llevas en
mi vida, y honestamente me asusta…
Te seguiría queriendo aunque te encuentres a cientos
de kilómetros de distancia, te seguiría queriendo sin libertad, te seguiría
queriendo aunque tu cuerpo pierda autonomía, hasta que nuestros cabellos se
vuelvan cenizas, hasta que nuestros rostros pierdan rigidez, hasta que tu
corazón deje de sentir, hasta que el oxígeno se vaya de mi cuerpo, te seguiría
queriendo aunque un día tus labios no digan lo mismo.
Déjame rozar tu espalda con la mano, deja que
toque una vez más la frontera entre tu columna y la pelvis, deja que respire
sobre tu piel, deja posar mis labios en tu espalda y permite que recorran tu
cuerpo insubordinados y licenciosos.
No hay motivo para dejar de quererte, no hay
motivo para alejarme de ti y no existe absolutamente nada que me impida sentir
todo lo que siento cuando estás a mi lado, esta locura, esta seguridad, esta
calma, este enorme cariño.
Abrázame por ahora y vivamos este momento,
disfrutemos la serenidad, disfrutemos que por hoy perdimos el raciocinio y nos
encontramos sumergidos en la locura, disfrutemos que estamos despiertos, disfrutemos
que tenemos libertad y disfrutemos que nuestros cuerpos por fin se encontraron.
No te marches jamás.